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dc.contributor.authorIUA-
dc.date.accessioned2019-09-20T19:51:47Z-
dc.date.available2019-09-20T19:51:47Z-
dc.date.issued2004-
dc.identifier.urihttps://rdu.iua.edu.ar/handle/123456789/2235-
dc.description.abstractEDITORIAL: A partir de los últimos acontecimientos suscitados en nuestro país relacionado con las ciencias y el rol de la investigación, aumento de presupuesto destinado a la investigación, aumento del número de becarios para este fin, logros científicos de relevancia, tal el caso del Dr. Gabriel Rabinovich, cabe hacer algunas reflexiones que nos ayuden a la toma de conciencia de lo que se está hablando. Si bien nos alegra y llena de orgullo como argentinos ver que compatriotas se destacan tanto fronteras adentro como internacionalmente en el ámbito de la investigación, necesariamente se debe analizar en el contexto en el cual se obtienen estos logros, lo cual, enaltece aún más a los protagonistas de estos hechos. Un gran esfuerzo individual, un enorme entusiasmo y ganas de hacer por parte de aquellos que llevan adelante las tareas de investigar, pero por otra parte, una carencia casi lamentable de infraestructura adecuada, instrumental obsoleto o poco apropiado, sin mencionar el recurso pecuniario necesario que al menos reconozca el esfuerzo que, tan pocos hacen por tantos. Son seres humanos, con sus virtudes y defectos, pero con esa chispa que los distingue del resto de los mortales y que hacen que la humanidad, con cada ladrillo que ellos generan, construya un futuro mejor. Hoy, algo parece estar cambiando, pero si se carece de una real estructura que soporte estos esfuerzos a partir de una política de estado coherente, continua y perdurable en el tiempo, todo será vano y fútil. Seguiremos asombrándonos por un Houssey, un Leloir, un Rabinovich que aparecerá cada tanto, sin ver los cientos de Rabinovich que quedan en el camino, o emigran. El mundo transcurre vertiginoso hacia el futuro. Nada puede detener ya la rueda del conocimiento, el progreso, la superación. Todos los días asistimos asombrados a los avances en las distintas áreas del conocimiento. No se debe ver a la investigación como un grupo de científicos aislados de la realidad, trabajando para un futuro incierto, en un país aún más incierto; sino, justamente en lo opuesto, científicos preocupados por la realidad, ocupados en aportar soluciones y comprometidos a resolver los problemas que permitan reducir la incerteza del futuro. Los aportes en salud, educación e investigación son siempre una inversión para el futuro y no un gasto a cuenta de él. Toda investigación lleva implícito un riesgo y debemos estar dispuestos a asumirlo, como individuos y como sociedad. Los frutos se recogerán algún día y en ese momento veremos que el esfuerzo de todos valió la pena. Porque es así, el esfuerzo es de todos, el del investigador que lleva adelante su tarea y la sociedad en su conjunto que aporta y confía en sus científicos. Por ello, se deben establecer reglas claras de desenvolvimiento de estas actividades, para que nuestros científicos no tengan que "lavar los platos" en el país ni que nuestros profesionales tengan que ir a "lavar los platos al extranjero". Vcom. Jorge E. MUÑOZen_US
dc.language.isospaen_US
dc.publisherCRUC-IUA-UNDEFen_US
dc.rightsAtribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 Argentina*
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/*
dc.subjectIdiomaen_US
dc.subjectSoftware libreen_US
dc.subjectAla volanteen_US
dc.titleAbril / Mayo 2004en_US
dc.typeOtroen_US
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