Utilice este identificador para citar o vincular a este ítem: https://rdu.iua.edu.ar/handle/123456789/2229
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dc.contributor.authorIUA-
dc.date.accessioned2019-09-20T19:11:38Z-
dc.date.available2019-09-20T19:11:38Z-
dc.date.issued2003-
dc.identifier.urihttps://rdu.iua.edu.ar/handle/123456789/2229-
dc.description.abstractLa aparición de diversos fenómenos durante la última década del Siglo XX (globalización, sociedad de consumo y del conocimiento, cibercultura, etc.) han obligado a nuestra sociedad a compartir novedosos escenarios antes impensados, en conjunto han sido el detonador de cambio de todos nuestros aspectos de expresión social tomando inicialmente como base sectorial nuestra economía para luego incidir en los demás campos de manifestación de poder, beneficiando en mayor medida a países desarrollados y perjudicando al 80% de las sociedades como la nuestra: "en vías de desarrollo y/o ubicadas en la periferia del poder mundial". Ellos nos ha significado falta de empleos, mayores índices de pobreza, planes habitacionales escasos, mala alimentación, bajos salarios, enajenación cultural y progresiva destrucción de nuestra identidad nacional. Aquí radica la causa determinante para señalar que cualquier proyecto educativo que diseñemos enfrentará a la incertidumbre como principal desafío: "porque los sucesivos recortes presupuestarios para gastos sociales y educativos han degradado las condiciones generales de nuestras vidas, quedando el gran interrogante de saber determinar que tipos de sujetos sociales necesitaremos para sobrellevar esta etapa histórica". Debe aceptarse que si bien el Estado ha hecho esfuerzos, nuestra realidad educativa no es alentadora, la degradación de algunos niveles sociales ha determinado un estado de sensibilización sectorial tal que, en algunos casos, la deserción escolar se manifiesta ante extremos casos de supervivencia. Surge entonces la necesidad de plantear nuevas visiones y parámetros de normalización, desplazando el carácter inicial de nuestra educación para ubicarla en el plano de una proyección superior. Generalmente las instituciones educativas están organizadas en atención a la diversidad de la demanda; por ende reflexionar sobre la utilidad práctica de contar con docentes de bases sólidas, pensamiento nacional y un componente de especialización para atender necesidades educativas de alumnos pertenecientes a contextos diferenciados, no es desacertado. En mi opinión esto es así porque en modo mandatorio debe evitarse contradicciones de clase para consolidar el papel fundamental que le asiste al estado como único garante del interés perseguido (brindar educación con identidad y sentido de pertenencia propios para beneficio de nuestra sociedad): "El bien común".en_US
dc.language.isospaen_US
dc.publisherCRUC-IUA-UNDEFen_US
dc.rightsAtribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 Argentina*
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/*
dc.subjectCoheteríaen_US
dc.subjectIngreso 2004en_US
dc.subjectReglamentos y becasen_US
dc.subjectConcurso docenteen_US
dc.titleJunio / Julio 2003en_US
dc.typeOtroen_US
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