Utilice este identificador para citar o vincular a este ítem: https://rdu.iua.edu.ar/handle/123456789/822
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dc.contributor.authorGebhardt, Constanza-
dc.contributor.authorMaldonado, Magalí-
dc.date.accessioned2018-02-06T01:53:15Z-
dc.date.available2018-02-06T01:53:15Z-
dc.date.issued2015-
dc.identifier.urihttps://rdu.iua.edu.ar/handle/123456789/822-
dc.description.abstractDurante los últimos veinte años tanto Argentina, como el resto del mundo, han asistido al fenómeno global de la democratización de las telecomunicaciones. El boom tecnológico de las comunicaciones se produce en términos de telefonía celular e Internet, realidades que en vez de presentarse separadas se complementan. La combinación de estos planos origina un medio de interacción social que actualmente está presente en todos los ámbitos del entramado sociocultural. En particular y a los fines del presente trabajo, nos enfocaremos en la telefonía móvil, más precisamente en los teléfonos inteligentes. Un teléfono inteligente (smartphone en inglés) se diferencia de un teléfono celular ordinario principalmente por la posibilidad que ofrece al usuario de correr diversas aplicaciones sobre él, debido a que a diferencia de los celulares comunes posee un sistema operativo móvil. Podemos pensar a los teléfonos inteligentes como computadoras personales en miniatura que además nos permiten efectuar llamadas y enviar/recibir mensajes de texto. Algunas de las características básicas de este tipo de aparatos son el acceso a Internet (Wi-Fi/red 3G), la función multimedia (cámara de fotos/video, reproductor de mp3, etc.), la función de visor de documentos en variedad de formatos (.pdf, .doc, .xls, etc.), entre otras. Existe una diversidad de sistemas operativos específicos para esta clase de dispositivos, los más populares son Android (Google), iOS (Apple), Windows Phone (Microsoft) y BlackBerry OS (BlackBerry). El crecimiento vertiginoso y asequible de la tecnología móvil ha propiciado el uso fraudulento y criminal de esta por parte de los delincuentes. Como consecuencia de este hecho, la justicia, a su propio ritmo, se vio obligada a incorporar como elemento probatorio en los procesos judiciales a los teléfonos celulares primero, y a los smartphones después. Mientras los delincuentes han perfeccionado maneras cada vez más ingeniosas de infringir la ley, las fuerzas policiales y judiciales han tenido que elaborar formas más eficaces de someterlos a la justicia. En el proceso penal la práctica de la prueba se concreta a fines de determinar la culpabilidad del imputado. Sucede en muchos de los casos, que la explicación de ciertos hechos relevantes para el proceso judicial requiere de determinados conocimientos técnicos/científicos ajenos al saber específico del magistrado que entiende en la causa. En este escenario surge la necesidad de que el juez sea asistido en la apreciación de los hechos, con el fin de potenciar su capacidad de juzgar, por sujetos con saberes especiales en alguna ciencia, técnica, arte o industria, a los cuales se denominan peritos. Encuadrando la actividad de los peritos se encuentran las Ciencias Forenses, que según el diccionario implican la aplicación de prácticas científicas dentro del proceso legal. Éstas incluyen todas aquellas ciencias (Derecho, Medicina, Psicología, Biología, Ingeniería, etc.) o especialidades científicas cuyos principios, métodos y técnicas coadyuvan al proceso legal. Existe una relación de proximidad conceptual y práctica importante entre la criminalística y las ciencias forenses. Adherimos a la definición del Dr. Rafael Moreno González, que la describe como la disciplina que aplica fundamentalmente los conocimientos, métodos y técnicas de investigación de las ciencias naturales en el examen de material sensible significativo relacionado con un presunto hecho delictuoso, con el fin de determinar, en auxilio de los órganos de administrar justicia, su existencia, o bien reconstruirlo o bien señalar y precisar la intervención de uno o varios sujetos en el mismo. Retomando la temática de la ciencia forense, es pertinente a los fines de este proyecto, acercarnos al concepto de cómputo forense, también denominado forensia informática. La forensia informática es la aplicación de técnicas, científicas y analíticas especializadas, a infraestructuras tecnológicas que permitan identificar, preservar, analizar y presentar datos que sean válidos dentro de un proceso legal. Dichas técnicas incluyen reconstruir el bien informático, examinar datos residuales, autenticar datos y explicar las características técnicas del uso aplicado a los datos y bienes informáticos. El cómputo forense se encarga de analizar diferentes sistemas informáticos en la búsqueda de datos, información y evidencia, potenciales o relevantes, que colaboren con una causa judicial o una negociación extrajudicial. Es de carácter científico ya que utiliza el método científico, el que supone la adquisición de nuevos conocimientos, mediante el estudio de la evidencia observable y medible, aplicando un razonamiento lógico, elaborando modelos e hipótesis y corrigiendo o mejorando estas últimas según se obtiene más evidencia. La metodología aplicada en la forensia informática debe ser conocida, sabida y practicada, de forma que otros investigadores, utilizando los mismos métodos, puedan llegar a las mismas conclusiones. Sus resultados deben ser objetivos e imparciales, implicando un alto grado de profesionalidad en el desarrollo de todas las tareas a realizar. Deben explicar de forma clara las relaciones de causa y efecto, eliminar aquellas alternativas que sean estimativas y evitar las conclusiones no falsables. En síntesis, la forensia informática como una ciencia de análisis, de descubrimiento, de aplicación, etc. deberá permitir responder las preguntas: ¿Cuándo?, ¿Quién?, ¿Cómo?, ¿Dónde?, ¿Para qué? y ¿Por qué? En cuanto al informático forense, éste debe ser una persona capaz de manejar y hacer uso de la tecnología de punta para poder mantener la integridad de los datos y del procesamiento de los mismos y, poseer una especialización y conocimientos avanzados en materia de informática y sistemas para poder detectar dentro de cualquier dispositivo electrónico lo que ha sucedido. Sus conocimientos abarcan desde el software hasta el hardware, de redes, de seguridad, de hacking, de cracking, de recuperación de información, etc. Cabe destacar que el cómputo forense no tiene parte preventiva, es decir, la informática forense no se encarga de prevenir delitos, para ello tenemos la seguridad informática. Con esto queremos destacar que es más que preciso tener en claro el marco de actuación entre la informática forense, la seguridad informática y la auditoría informática. La seguridad informática, por su parte y en su rol preponderantemente preventivo, se enfoca en salvaguardar la infraestructura de cómputo y todo lo relacionado con ésta, y en particular la información contenida o circulante. La auditoría informática comprende un proceso llevado a cabo por profesionales que consiste en reunir, agrupar y evaluar evidencia para determinar si un sistema informático protege el activo empresarial, conserva la integridad de los datos, cumple eficazmente con los objetivos de la organización, emplea de manera eficiente los recursos disponibles y a su vez, respeta la normativa establecida.en_US
dc.language.isospaen_US
dc.publisherCRUC-IUA UNDEFen_US
dc.rightsAtribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 Argentina*
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/*
dc.subjectProtocolosen_US
dc.subjectHerramientas informáticasen_US
dc.subjectSMARTPHONESen_US
dc.subjectForensía informáticaen_US
dc.titleAnálisis de metodologías, protocolo y usos de herramientas de forensía informática para peritaje de Smartphones en la República Argentinaen_US
dc.typeProyecto Final de Gradoen_US
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